Érase una vez en Groenlandia, una época de una gran sequía. Pedro, Alejandro y Elena no la podía soportar más. A sí que fueron en busca del agua y se tuvieron que ir del país, y pararon en las Cuevas Minerales, Elena se sorprendio mucho.
Pedro sin miedo dijo:
-¡Vamos miedicas!
Alejandro, a lo lejos, vio una especie de cocodrilo monstruoso y todos salieron gritando menos Pedro, que les dijo:
-¡Chicos pero si es diminuto!
Siguieron hacia delante hasta que llegaron al final de la cueva y vieron como un hermoso paraíso, pero un duende que pasaba por ahí les dijo:
-Si queréis ver el agua y beberla tendréis que ir al Castillo Transparente.
Alejandro dijo:
-¡Uff que aburrimiento!
A sí que siguieron el camino indicado por una flecha voladora de color azul como el agua. La flecha les dijo que con una condición podrían beber agua, que si bebían no podrían volver nunca a Groenlandia.
Elena se puso a llorar pero Pedro le dijo:
-Tranquilízate ya verás cómo se soluciona todo.
Hasta que llegaron al castillo y se encontraron al rey del Castillo Transparente pero el rey les dijo que no se la daría jamás.
A Elena se le ocurrió una idea, le arrebato la corona al rey y se la dio a un perro que pasaba por ahí y los dos salieron corriendo. Elena, Alejandro y Pedro subieron las escaleras del castillo abrieron una gran puerta y allí, estaba la hermosa agua cristalina y transparente, se pusieron muy contentos. Pedro llamó a su madre con el móvil para que le dijera a la gente que fueran al castillo y eso hicieron. Y al final a la ciudad la llamaron EL AGUA ES VIDA.