En Fogville hacía un calor enorme. Todos
estaban buscando como pasar del calor y entonces dijo una voz detrás de la
puerta: “dentro de una semana estaremos la mar de fresquitos.” En este momento
todos se volvieron y vieron que era Rebecca con una carta en la mano. La carta tenía el matasellos de Londres. Acto seguido se la pasó a Martin que la
empezó a leer. Descubrió que era un
premio. ¡Un crucero! Era de el trabajo
que había hecho sobre ecología. El lema era:¡ salvemos los océanos!.
El premio consistía en una semana de
crucero por el océano glaciar ártico. El barco iba muy bien equipado;
¡Llevaba hasta un observatorio de
ballenas! . Por la noche Rebecca contó a
sus padres que le habían regalado un crucero pero esa misma tarde el médico
había visitado al señor Silver y había sido muy claro: quince días de reposo
sin frío ni humedad. Por tanto el viaje
no era lo más conveniente. Así que Rebecca
puso cara de perro apaleado y su
padre al ver esto le dijo que como habría monitores podrían ir.
A la mañana siguiente cogieron el rumbo a
Reikiavik , capital de Islandia. En el aeropuerto conocieron a Sam, un islandés
cuyo nombre era más largo, pero para que no se liaran prefería que lo llamaran
Sam. Sam les enseñó toda Reikiavik. En
el momento de zarpar, el hermano de Sam, que prefería que lo llamaran Sig,
aunque también su nombre era más largo, estaba entrando una caja con una grúa,
de repente esta se cayó al agua. El capitán Rasmussen se enfadó con él.
Cuando consiguieron recuperarla se inició
el viaje. Llevaban ya unos días de viaje cuando las aguas que rodeaban al barco se pusieron de
azul oscuro y el motor se paró .Una persona que iba en el barco dijo que en
estas aguas habitaba un Kraken y que a todos los barcos que pasan por allí los atrapaba
con los tentáculos y los sumergía en las profundidades. Entonces algunos buzos
se sumergieron para ver lo que había
pasado.
A mí me ha gustado mucho porque es de
intriga. Si lo queréis leer podéis
encontrarlo en la biblioteca.