A Pepa León y a su perro les gustaba mucho ver la televisión, se tiraban el día entero delante de ella. ¡Pepa tenía 300 programas favoritos! No tenía amigos, bueno sí, la tele. La tele era su mejor amigo. No se separa de ella ni para comer, y si tenía que salir de la habitación, la tele iba con ella. Ah, por cierto, el perro se llamaba Barriga. Intentaba hacer lo posible para llamar la atención a Pepa, pero Pepa ni se inmutaba.
Un mañana cuando se despertó, vio que la tele estaba fría y negra. Hizo todo lo posible para poder encenderla pero no.
-¡Socorro! ¡Llama a la policía! ¡Llama a los bomberos! ¡Llama a la Guardia Civil!
E iban a ir a una tienda para arreglarla. Pero a Pepa todo aquello que la rodeaba le era extraño, quería quitarle brillo al paisaje con el mando.
Empezaron a jugar y a divertirse y a Pepa no le importaba ya la tele.
Pero eso no es todo, el libro no ha acabado. Si lo queréis pedídmelo.
Bien Ángela, dale un repasillo y no olvides poner las etiquetas, que te la he tenido que poner yo.
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