De una montaña,
un pequeño caudal de agua salía,
a medida que crecía,
se observaba de ramas una maraña.
Veinte peces al principio llevaba,
pasado un rato, muchos más cargaba.
El caudal aumentó y
la corriente se aceleró.
Un pescador que allí estaba,
un pequeño amigo del agua sacaba.
El río lloró,
a consecuencia de que el pescador, pescó.
Un molino hacía girar,
al molinero, feliz hacía.
Vio un pastor que el ganado fue a sacar,
pero no pudo porque tormenta había.
Tras la tormenta, el río se expandió,
un pequeño niño su barco soltó.
El arroyo contento, el barco llevó,
hasta un prado verde, tranquilo y en flor.
Ya poco faltaba,
pues el mar ya se veía,
se escuchaba,
se sentía.
Tras desembocar,
en el mar,
un barco hizo navegar,
ahí murió para hacerse a la mar.
Muy bonito y muy trabajado Antonio, felicidades.
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