Mowly era un muchacho vivaraz y lleno de alegría, aunque un poco travieso.
Vivía en el desierto con su padre, Samuel y su hermana pequeña, Dalila.
Un día de mucho calor Samuel le dijo a su hijo:
-Mowly yo ya soy muy mayor y mi hora no tardará en llegar, por eso vamos a ir tú y yo al río que hay cerca de la casa de tu tía donde aprenderás una lección que no olvidarás jamas.-dijo con un tono muy serio.
- Padre,¿qué quieres decir con eso? ¿qué pasará con Dalila? ¡no la dejaré sola!
- Hijo mió, Dalila ya está en casa de tu tía Samaj por lo que no te preocupes ,y respecto a lo otro, pronto lo descubrirás.
Samel y Mowly marcharon hasta el río para conseguir un poco de agua:
-Vamos hijo, saca cuatro monedas de bronce que el peaje está ahí enfrente.
En aquellos tiempos el agua tenía un precio, y uno muy alto, una moneda de bronce sería 2.5 euros en la actualidad.
Tras cinco días de hambre, sed y penurias llegaron al río de agua donde una sirena lloraba sin cesar:
-Sirenita del mar, ¡qué bello es tu cantar!- exclamó Mowly.
- ¡Oh! gracias muchacho ¿a qué has venido?
-A por agua, y tú ¿por qué lloras?
- Me he enterado que dentro de exactamente dos lunas todas las sirenas seremos sacrificadas.
- Y eso ¿por qué?
-Porque el rey Juan, cree que utilizamos todo el agua.
-Tengo un plan, pero necesito ayuda....-dijo Mowly.
Mowly y las sirenas crearon un canal desde el río a todos los lugares del desierto para que todas las personas incluso el rey tuvieran agua. Funcionó de maravilla porque el rey no las mató incluso las ayudó en todo lo que pudo.
FIN
Bien Gema, dale un repasillo.
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